El parque Nacional de los Haitises es uno de los pulmones mas importantes que tiene la parte oriental de la isla. Con su preservación, mantenimiento y cuidado de este tenemos asegurada una gran parte del agua que se consume en la Capital y la Provincia de Santo Domingo a parte de que tendríamos, de igual manera, una fuente rica en fauna y flora silvestre y una diversidad compleja que se acumula en ese valioso ecosistema.
Cuando miramos la isla desde un satélite (Google Earth), notamos que la parte occidental, Haití, está totalmente depredada y seca ya que por la inestabilidad socio-política que vive esa nación los habitantes consumen de manera desordenada, desorientada y desproporcionada todos los recursos naturales que podría producir esta tierra, el uso abusivo del Kerosene y otros derivados del petróleo han deteriorado gran parte de su territorio.
Esto conlleva a una menor producción de alimentos de primera necesidad lo que a su vez crea grandes cordones de miseria a lo largo de todo su territorio sumado también a la falta de educación cultural y sexual incrementando el nivel poblacional llevando a los habitantes de ese país vecino a migrar a territorio nacional del modo que fuere.
La problemática de su migración no está en el hecho de migrar, sino que traen consigo su forma de vida y las prácticas malogradas hacia el cuidado y uso correcto de los recursos naturales, un historial violento hacia los animales. Invadir el Parque Nacional de los Haitises y otras zonas protegidas, talar árboles, contaminación del suelo y subsuelo-quema de la tierra- es una mera forma de contribuir a un rechazo de grande proporciones a nacionales haitianos.
La preservación de los recursos naturales tanto nacionales como internacionales no es cuestión de racismo, tan poco es nacionalismo ni mucho menos xenofobia, es cuestión de conciencia humana y sentido de protección hacia nuestro suelo, nuestra fauna y flora, nuestras áreas protegías para el disfrute de nuestro pueblo y de generaciones venideras.
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