Turismo y Arrecifes

La máxima prioridad es mitigar la descarga de aguas residuales y desechos sólidos en zonas costeras, porque los corales mueren fácilmente si el agua no está limpia y sin sedimentos. Por Juan Lladó

La playa no es el único pilar marítimo de nuestra industria turística.  Los arrecifes de coral también son parte integral de la oferta costero-marina.  Sin los servicios ambientales que estos ofrecen la industria del turismo correría el peligro de colapsar.

Los arrecifes son “bosques de piedra” y hervideros de vida.  Se forman a lo largo de miles o millones de años por la calcificación que produce un minúsculo animal (pólipo o coral) en su interacción con sus microscópicas algas simbióticas.  De aguas tropicales, los pólipos mueren con el tiempo pero sus esqueletos calcáreos son colonizados por otros pólipos que añadirán a esas estructuras generación tras generación.

Sus nichos sirven de hábitat para la mayoría de las especies marinas conocidas.  Por eso la Gran Barrera de Arrecifes de Australia, con 2,800 kms de largo, es la mayor estructura biológica del mundo, seguida por los 700 kms de la mesoamericana frente a Belice.  En nuestro país hay arrecifes en casi todo el litoral.

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Diario Libre

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Nivel de Amenaza de los Arrecifes del Caribe

Los servicios ambientales de los arrecifes son diversos.  Además de que generan la arena de las playas, protegen la costa del embate de los huracanes y proveen un potencial explotable tanto para la pesca como  para la industria farmacéutica. Sus usos recreacionales para el turismo son fuente de ingresos para la economía.  Más importante aún, los arrecifes ayudan a evitar la erosión de las playas.

En “Arrecifes en Peligro en el Caribe” (2005), el World Resources Institute identifica las amenazas principales a los corales.  “1) el desarrollo costero (los vertimientos de aguas residuales, el drenaje urbano, la construcción y el desarrollo turístico); 2) los sedimentos y la contaminación provenientes de las cuencas hidrográficas (las afectaciones producidas por la erosión de los suelos y el escurrimiento de fertilizantes y plaguicidas de los campos agrícolas); 3) la contaminación y el daño provenientes del mar (los efectos de la actividad marítima y náutica, incluyendo el vertimiento de basura, los derrames de combustible, la descarga de aguas de lastre y sentinas, y el daño físico provocado por varamientos y anclajes; y 4) la sobrepesca (niveles de pesca no sostenibles)’.

Pero la principal amenaza para los arrecifes es el cambio climático.  Este sube el nivel y la temperatura de las aguas del mar y las hace mas acidas, lo cual causa a su vez las enfermedades del blanqueo causadas por distintos microorganismos que atacan a los pólipos o a sus algas. El síndrome hace que el coral, que normalmente es de color verde o naranja (gracias a las algas) se vuelva blanco y muera.

En el Caribe, un reciente estudio del Banco Mundial encontró que un 80% de los corales se han visto afectados recientemente por el descoloramiento, lo cual ha resultado en la muerte de algunos y todos podrían desaparecer para el año 2060.  No hay que decir que esa posibilidad es una amenaza para el sector turístico.

Los impactos directos del turismo sobre los arrecifes de coral provienen de actividades muy bien conocidas.  Estas incluyen el buceo, la operación de yates y botes, la pesca y la colección de objetos.  Con impacto indirecto se pueden citar también la construcción de edificaciones costeras, el desarrollo de marinas, los cruceros, el consumo de mariscos y la operación de los resorts (por su generación de aguas residuales y residuos sólidos).

Los corales mueren fácilmente si el agua no esta limpia y sin sedimentos.  Requieren que no se obstaculice la luminosidad solar y que las corrientes marinas que los bañen le transporten alimentos.  Su muerte provoca erosión de las playas, la materia prima de nuestro turismo.  Hay estimaciones de que solo un 10% de los arrecifes del litoral Bavaro-Punta Cana esta en buenas condiciones.

Una evaluación de Abt Associates Inc. (2002) sobre nuestra zona costero-marina retrata de cuerpo entero los impactos negativos que sobre los corales ha tenido la industria turística.  Ese reporte también traza las pautas de la acción costero-marina requerida.  La ONG “Reef Check” ha solo pellizcado la superficie de la agenda pendiente con sus actividades educativas.

Según los expertos, la máxima prioridad es mitigar la descarga de aguas residuales y desechos sólidos en zonas costeras.  Afortunadamente, un proyecto de saneamiento ambiental en las áreas turísticas, a ser financiado por el Banco Mundial, corregirá algunos de estos problemas.  Otros proyectos, como el de las bolas arrecifales de Bayahibe, pueden no solo prevenir el deterioro sino multiplicar los arrecifes.

Hay que priorizar y aumentar la protección de los arrecifes en áreas críticas, evitando o controlando adecuadamente el desarrollo.  De ahí que el ordenamiento territorial turístico que ha emprendido la Sectur tendrá una cuota de responsabilidad importante.