República Dominicana: Donde La Arena Y El Mar Convergen

República Dominicana es mucho más que playas de postal . Sí, tiene todos los elementos icónicos de lo que muchos consideran el paraíso caribeño: palmeras, brisa suave, agua tibia y planchada.

El cabo de Punta Cana ­situado al sudeste de la isla­ fue el lugar por excelencia para los visitantes que llegaban a Dominicana y el punto donde se concentra la mayor cantidad de hoteles resort de 5 estrellas.

En Puerto Plata ­así como en los principales destinos de playa de la isla­, la oferta hotelera va desde las pensiones de quince dólares hasta los complejos de cinco estrellas.

A sólo 20 kilómetros, por ejemplo, está la pequeña y encantadora Bahía de Sosúa, un pueblo fundado a finales de los 30, luego de la llegada de 500 colonos judíos.

Cabarete es, quizá, la playa más visitada de la zona. Emulando a la pecadora Las Vegas, los dominicanos dicen que “lo que pasa en Cabarete queda en Cabarete”.

El río Damajagua, proveniente de la Cordillera Septentrional, tiene una sección de saltos de hasta 13 metros de altura que forman, a su vez, cortinas de agua y piletas naturales en el medio del bosque.

Uno puede pensar todo eso hasta que llega a Cayo Paraíso. Es un atolón (isla coralina oceánica) frente a las costas de Punta Rusia y La Ensenada en Puerto Plata, a una hora en barco.

Dejamos el azul turquesa del mar por el de los azulejos pintados en las calles de Santo Domingo, antes llamada Ciudad Trujillo. La ciudad fue destruida por un huracán a inicios del siglo XVI; el entonces gobernador Nicolás de Ovando la hizo reconstruir por completo.

El punto final del recorrido es el Faro a Colón, donde descansan los restos del navegante, en la zona oriental de la ciudad. El monumento fue construido en 1992, cuando se cumplieron 500 años de la llegada de los españoles.

Aparece esa atmósfera cálida de voces caribeñas. Se escuchan las radios a todo volumen expulsando su chillería de las casas, de los bares populares. Y a un locutor diciendo “esto es pa’ gozar”, antes de poner una bachata. Se siente el sol radiante, alguna lluvia y el calor. El silencio perfecto que rodea al buzo entre corales y peces de colores. Y la brisa, suave y deliciosa, del mar infinito.

Visto en Imagenes Dominicanas.com Via Clarin Viajes, Foto de Gea Suz