La Reserva Científica Ébano Verde

Accediendo por la carretera Casabito – Constanza, pasando por el Abanico en la Autopista Duarte se llega a la Reserva Científica Ébano Verde, la cual debe su nombre al Magnolia pallescens o comúnmente conocido como Ébano Verde, árbol de madera preciosa que es autóctona de la República Dominicana.  Este espectacular santuario protege fauna y flora y asombra por sus senderos, que están acompañados del sonido de riachuelos que corren en esta reserva que está catalogado como bosque Muy Húmedo de Montana.  Aquí el Ébano Verde ha logrado  prosperar ya que se encuentra en peligro de extinción, se aprecian helechos, el Palo de Viento que es  una belleza, una planta carnívora llamada Pinguicola Casabitona, el palo santo, el copey y más de 135 especies vegetales  endémicas que se conjugan con el canto de cientos de aves.

La reserva tiene una  extensión de 23 kilómetros cuadrados. Su punto más alto se encuentra en Loma La golondrina con una altura de 1,505 metros, montaña que comparte los límites del área protegida con Loma Casabito, Loma La Col y Loma La Sal. También se encuentran  en este lugar, diez especies de reptiles y ocho de anfibios, así como familias de solenodontes, un mamífero único de la isla Hispaniola que está en vías de extinción. En esta reserva nacen los ríos Camú, Jimenoa y Jatubey.

 

El sendero conocido como el baño de nubes, lleva al caminante por sendas de niebla, con impresionantes vistas. En la parte alta se encuentra una estación de antenas de telecomunicaciones y aunque son de empresas privadas, la fundación Progressio ha sido la que ha desarrollado y administrado el parque hasta estos momentos. El parque se ha agrandado con el tiempo ya que se han adquirido parcelas y muchos de los habitantes de la periferia son empleados en actividades de la Reserva. En total son 45 familias que se benefician  ya que son empleados como guardabosques.

La Reserva Científica Ébano Verde cuenta con un centro para visitantes, que aunque esta algo deteriorado tiene una torre de vigilancia y una estación meteorológica. Se encuentra un museo donde están datos de gran importancia de la reserva así como mapas, fotografías y maquetas a escala de las zonas del parque.

Hay una oficina, un área para recepción de invitados donde se  pueden usar los sanitarios y disponen de un amplio comedor. Todo esto en un complejo de hermosas casas. Estas facilidades son óptimas para la visita de turistas, pero los encargados de la reservas como el Ing. Sánchez cuidan de no recibir muchos visitantes para evitar que el área se deteriore.

La experiencia es increíble, la naturaleza abunda y atrapa, el sonido del agua corriendo por el sendero, acompañado de los cantos de las aves y los palos de viento agitándose a lo lejos relajan al caminante, lo impregnan de paz y calma. El gran premio para quien atraviesa esta reserva es un chapuzón en las heladas y vigorizantes aguas del balneario “El Arroyazo”.

Redactado por José Carlos Arcila

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